Nuestro Horizonte Político
Partimos desde una constatación: existe un mundo desigual, donde el individualismo y las relaciones capitalistas han despolitizado nuestra sociedad, han quitado autonomía a las personas e imponen la dominación como criterio de normalidad. Ante esto tenemos tareas cotidianas, muchas de ellas pendientes. Nuestra mirada a futuro está en la recuperación de la política comunitaria, esa que podamos construir codo a codo y desde abajo, que se base en relaciones sociales desde la dignidad y el amor entre las personas, y cuyas raíces en lo profundo estén siempre ligadas a la organización social. Tal horizonte nos posibilita la superación de la sociedad de clases, un contrapoder a la dominación del Estado y el Mercado, la transformación constante de nuestra realidad.
Cómo lograrlo
Lograr lo que aquel horizonte clavado a lo lejos nos indica no nace de sentarnos a pensar y pensar hasta encontrar un medio idóneo. Los medios están en hacer tal horizonte en lo presente, en el día a día, comportándonos en todo espacio sin conducirnos en función de la propiedad privada, el individualismo, los partidos y las instituciones dominantes. De tal manera politizamos la vida en comunidad, nos empoderamos por nuestros intereses y necesidades, con autonomía y lucha desde lo social. Para hacer esto todo medio es posible, siempre que sea adecuado a la práctica de libertad y compañerismo que nuestra transformación significa.
Qué rol juega Luchín
La Escuela Libre Luchín expresa nuestra práctica transformadora en las relaciones de aprendizaje. En nuestra pequeña esfera de relaciones generamos espacio colectivo de amor y amistad, nos organizamos niños y adultos por nuestros propósitos comunes, hacemos política y socialización crítica del conocimiento contra las relaciones de dominación institucionalizadas. Desde la infancia proyectamos nuevas relaciones, porque reconociéndonos con los niños reconocemos el futuro. Y hacemos todo esto como proyecto de vida, sin someternos a la inmediatez de la ayuda social. Pero a la vez nuestra pequeña esfera de relaciones transformadoras se vincula hacia afuera con la Villa La Reina, que es a donde pertenece Luchín, y todo lo que en Luchín hagamos lo hacemos también en la Villa. De tal manera, el horizonte de libertad y diálogo entre las personas que anhelamos lo hacemos a diario en la Villa, junto a los niños y las familias de la población, junto a todos con quienes compartimos la necesidad de liberarnos de la dominación y el individualismo cotidiano, más allá de la Reina y junto a todo Ser Humano.
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